Todos saben que por las mañanas, la ciudad de Jaén es un bullicio de actividad. La gente va al mercado a comprar abastecimiento, los niños van al colegio y los taxis y autobuses invaden las carreteras transportando a esta gente a su destino.
Mirando desde
mi vista privilegiada, en lo alto del tejado avisto toda esta actividad con
mirada pensativa. Si supieran estos mortales lo que pasaba en sus calles a
altas horas de la noche… no pensarían andar como lo hacen bajo la luz solar.
El mono de la
fachada de la catedral mira con desdén a los transeúntes, pensando vete a saber
qué cosas traviesas. Era una criaturita de lo más graciosa, si la pillabas de
buen humor; aunque rara vez la vieras así.